Hablar de la región vitivinícola gala con raíces en Alemania y que produce todo tipo de vinos, es hablar de Alsacia. Viticultor innovador de esta zona, que practica la biodinámica e introdujo el uso de la barrica de manera sutil dejando el protagonismo a la fruta, es hablar de André Ostertag.
Estrenamos año, 2021, con las esperanzas puestas en que sea mejor que el 2020. Y, a falta de poder viajar, les propongo descubrir la región gala de Alsacia: tierra de vinos blancos esencialmente, aunque también podemos catar tintos, rosados, interesantes dulces y hasta espumosos (el famoso Cremant d´Alsace)
Esta estrecha región de 190 km de ancho por 50 km, regada por el río Rín, se ubica en la parte más noreste de Francia y está protegida de la lluvia y la influencia marítima por la cordillera de los Vosgos; lo que le confiere un clima semicontinental, es decir, cálido, soleado y más seco de lo usual. Por ello, aunque la chaptalización está autorizada por la denominación de origen Alsacia, únicamente la suelen emplear en años fríos.

Alsacia ofrece un abanico extenso de suelos que van desde rocas graníticas, pizarras y arenas hasta blancas tierras calizas. En sus más de 15.600 hectáreas de viñedo, hallamos castillos fortificados, herencia de su ubicación fronteriza con Alemania y Suiza. En ella se cultivan principalmente riesling, gewürztramainer, moscatel y pinot gris, que denominan nobles, además de pinot noir, auxerrois, klevener y sylvaner.
Los vinos alsacianos se pueden identificar visualmente por sus botellas de flauta, también conocidas como renanas o alsacianas: más altas de lo normal, con cuello alargado y etiquetas en las que suelen reflejarse el nombre de la uva o –en las mejores– del pago del que procede el vino.

Podemos disfrutar de su Ruta del Vino, desde el norte en Marlenheim hasta el sur en Thann, atravesando la capital del vino alsaciano, Colmar, magnífica forma de conocer en profundidad los 51 grand cru, su gastronomía y las tradiciones de sus gentes.
Subversivo, incoformista, gran defensor de la viticultura biodinámica y entusiasta de la gastronomía, el arte y la cultura, es mi viticultor (así se autodenomina) favorito de esta región.

Su apellido significa “Día de Pascua” y el símbolo que mejor lo representa es el cordero pascual. Por ello, el logo de la bodega es un cordero en medio de una manada que va contracorriente, manera más que acertada para comunicar su filosofía de elaborar.
Dispone de 14 hectáreas de viñedo propio divididas en 80 parcelas, que con la ayuda de su hermana cultiva las uvas sylvaner, riesling, pinot blanc, tokay-pinot gris, pinot noir, gewürztramainer, moscatel ottonel y moscatel de grano menudo. Con una producción de cerca de 100.000 botellas anuales.